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Piezas arqueológicas que no son novedad

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El hallazgo de restos durante la ejecución de un importante proyecto universitario es una realidad propia del subsuelo porteño.

El hallazgo de restos arqueológicos ha significado un nuevo retraso en el importante proyecto de construcción del edificio para el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso en el barrio Puerto. Los trabajos iniciales fueron suspendidos ante la aparición de restos humanos que datarían de principios del siglo pasado.

Se informó al Consejo de Monumentos Nacionales, que aprobó un plan de sondajes con 12 perforaciones para determinar la posible presencia de otros restos.

Esto ha significado paralizar la obra, inversión de $ 7.425 millones aportados por el Gobierno Regional, la Universidad de Valparaíso y el Ministerio de Obras Públicas. El hallazgo y las perforaciones suponen una modificación del contrato con la firma ejecutora, Brotec, que no contemplaba esas obras, lo que debería resolverse en breve.

Sin embargo, la paralización, por los efectos económicos asociados, podría determinar que la firma deje la obra conforme a cláusulas contractuales.

Posibilidad de graves alcances pues afecta una iniciativa científica de proyección internacional y, a la vez, sería nuevo tropiezo en el rescate del patrimonial barrio afectado ya por la incierta recuperación del Palacio Subercaseaux y del Mercado Puerto.

En lo general, el caso del edificio del Centro de Neurociencia reitera una experiencia que se debe tener en cuenta en la ejecución de cualquier obra en Valparaíso: el desarrollo de la ciudad ha significado numerosos rellenos de terreno, caso de los miles de metros cuadrados ganados al mar en el borde costero, y otros tras frecuentes terremotos, especialmente el que devastó la ciudad en 1906.

Así, no es novedad encontrar en el subsuelo restos variados. Tras los terrenos del edificio para la Universidad de Valparaíso hay una larga historia que data de 1.742, cuando funcionó allí una residencia jesuita traspasada luego a los sacerdotes domínicos. En 1828, etapa republicana, allí sesionó el Congreso Nacional. La construcción fue abatida en 1851 por un sismo. Posteriormente se edificó un cuartel que en el siglo pasado fue comisaría de Carabineros, incendiada en 2004. Además, en las cercanías del lugar había desde el siglo XVII una iglesia franciscana que se sumaba a la tradicional de La Matriz.

Esa realidad de edificios que aparecen y desaparecen en ese y otros barrios genera restos arqueológicos que no son novedad y que, con los debidos resguardos, se debería considerar en contratos de obras, públicas y privadas.

Así, con normas de anticipación, se evitarían problemas como el que frena al Centro de Neurociencia y, a la vez, se contribuiría a rescatar y conservar piezas que son parte de la historia de la ciudad.

Lee esta Editorial en El Mercurio de Valparaíso

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