Según estudios preliminares, permite la regeneración celular en menor tiempo, reduce el dolor y tiene bajo costo.
Publicado por Universidad de Valparaíso el 24 de septiembre de 2021
Las úlceras venosas son heridas que se generan en los miembros inferiores del cuerpo, es decir, en piernas y tobillos, y se producen en etapas avanzadas de la enfermedad venosa. Es un cuadro que genera heridas muy dolorosas y difíciles de cicatrizar. Son lesiones que pueden llegar a causar invalidez e incluso pérdida de extremidades. Esta condición es muy común en personas mayores y se agrava con enfermedades concomitantes como diabetes y obesidad, entre otras.
Este tipo de lesiones son muy frecuentes y en Chile afectan, aproximadamente, a 140 mil adultos mayores. Además, el 75 por ciento de los pacientes con úlcera venosa demora alrededor de tres años en sanar y el 87 por ciento manifiesta padecer dolor intenso permanente.
“En la actualidad no existe un tratamiento efectivo que entregue una solución al problema de la cicatrización lenta, la inflamación y el dolor crónico en pacientes con este tipo de lesiones”, afirma el doctor Agustín Martínez, director del Instituto de Neurociencias de la Universidad de Valparaíso.
El doctor Martínez lidera a un equipo multidisciplinario, compuesto por científicas y científicos de las facultades de Ciencia, Farmacia y Medicina de la UV, investigadores externos a la casa de estudio y dos entidades asociadas, las empresas Inbiocriotec S.A. (consorcio en participa la Universidad de Valparaíso) y Conectómica. El grupo se adjudicó el Concurso IDeA I+D (2021) de la Subdirección de Investigación Aplicada de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) para diseñar el prototipo de una cobertura cutánea para el tratamiento de úlceras venosas.
Se trata de un parche compuesto por un biopolímero de moléculas de origen natural, que posee características que lo hacen biocompatible con las células de la piel (Inbioderm) y en el que se han incluido moléculas sintéticas que le aportan nuevas propiedades al actuar sobre los canales conocidos como panexinas (Panexpatch). Es así como los estudios preliminares, in vitro e in vivo, mostraron que permite regenerar el tejido dañado en menor tiempo y con menor inflamación. Se espera demostrar sus efectos antiinflamatorios, antimicrobianos y su capacidad de reducir el dolor agudo. Además, se prevé un bajo costo para Panexpatch.
“Para sanar estas lesiones se requiere que ocurran una serie de procesos coordinados. El envejecimiento y la presencia de una enfermedad base, como diabetes u obesidad, por ejemplo, puede producir un problema de ralentizamiento en la cicatrización o incluso que no se produzca la respuesta en condiciones fisiológicas normales. Además, se gatilla la liberación de moléculas, que estimulan terminales nerviosas del dolor en las extremidades. Eso causa la sensación de dolor que es muy intensa, que no se para con nada. Las personas que sufren esta situación lo describen como una quemadura permanente. Es sumamente invalidante cuando son grandes áreas comprometidas”, asegura. Este dolor puede alcanzar a 10 en la escala de 1 a 10 de evaluación analógica del dolor, llegando a ser incompatible con una vida normal.
Carretera celular
Tal como lo explica el doctor Martínez, la estrategia es mejorar el proceso de recelularización en el biopolímero que se aplica sobre la herida a través de la incorporación de moléculas seleccionadas para este fin. En otras palabras, el parche actúa como una verdadera carretera, que permite la migración de células a la zona dañada, con el objetivo de regenerar el tejido y controlar el dolor.
El doctor Martínez, quien también es investigador del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (CINV), ha desarrollado numerosos estudios en conexinas y panexinas, que son proteínas fundamentales para la comunicación celular, siendo su principal línea de investigación las mutaciones en conexinas, que producen sordera y enfermedad en la piel, contando más de sesenta publicaciones en destacadas revistas científicas.
“Trabajamos con hemicanales, que participan en estas vías de señalización. Un tipo de hemicanal es producido por una proteína que se llama panexina1. El equipo ha logrado desarrollar moléculas que interactúan con estas proteínas y modifican la función de esos canales. La panexina participa en las vías que estarán modulando la cantidad de células que llegarán a los tejidos dañados y en la generación de dolor. Hemos observado que interfiriendo esos canales se aceleran y mejoran ambos procesos. La inhibición de la panexina va a producir menos dolor y una mejor migración de las células”, advierte.
También explica que la panexina es una proteína que está presente en todas las células del cuerpo, pero hay de distintos tipos. No siempre está activa, pero su expresión en el organismo está bastante generalizada, desde neuronas hasta células musculares. Las panexinas son un sistema de alerta capaz de ejecutar o gatillar cambios en la conducta natural de la célula. La más común es la panexina 1.
Agrega el científico que los estudios preliminares son auspiciosos. Por ejemplo, investigaciones realizadas, entre otros, en modelos celulares in vitro (no aún en humanos) han observado una gran migración de células que mejora a lo menos en un 200 por ciento la recelularización en el biopolímero.
La propuesta del equipo del doctor Martínez innova al incorporar los conocimientos de la neurociencia. “El vínculo con la neurociencia más significativo tiene que ver con el dolor, porque el dolor es una percepción. Es importante el dolor para los seres vivos, porque es una señal de alerta para el sistema nervioso, que percibe que una zona del organismo está expuesta a una situación de riesgo que puede causar una lesión, pero que en el caso de hacerse crónico, como en las úlceras venosas, produce una enorme pérdida en la calidad de vida de las personas. Hay estudios del sistema nervioso en este proyecto a pesar de que es un parche para la piel, demostrando que la neurociencia está en todas partes”, concluye.
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