“Sin duda, la cuarentena existente en varias regiones del país, producto de la pandemia originada por el Coronavirus, ha alterado nuestra rutina. Si a esto sumamos que cada día amanece más tarde -a medida que nos acercamos al invierno-, podemos pronosticar que los niveles de estrés y depresión de los chilenos aumentarían considerablemente. Sin embargo, la luz solar puede disminuir los niveles de depresión, especialmente en el transcurso de la mañana. Por lo tanto, que el sol aparezca más temprano ayudaría a mejorar nuestro estado de ánimo lo cual se verá favorecido por el cambio al horario de invierno”, señala el Dr. John Ewer, investigador del CINV.

El académico, es el autor del Proyecto de Ley que propone mantener el así llamado “horario de invierno” durante todo el año y que fue presentado anteriormente junto al senador Guido Girardi a la Comisión de Salud de la Cámara Alta.

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El próximo cambio de hora, programado para el sábado 4 de abril a las 00:00 horas. permitirá retrasar los relojes en sesenta minutos. “Esto nos entregará más luz en la mañana y podría contribuir a disminuir nuestros niveles de depresión provocados por la contingencia”, agrega el investigador.

Para Ewer lo óptimo sería prolongar esta medida todo el año. Pero aún más beneficioso, explica, sería establecer un horario único que, eventualmente, atrase la hora en 60 minutos con respecto al horario de invierno.

Luz solar: una terapia contra la depresión

El Dr. Ewer señala que se cree que las pocas horas de luz, sobre todo durante las primeras horas del día, contribuyen a los altos índices de depresión en los países nórdicos. “Es por eso que utilizan como terapia generar luz en la mañana. Para ello utilizan unas ampolletas que replican un amanecer, así reducen lo que llamamos ‘depresión estacional’.

Evitar los celulares y la televisión en la noche 

El Dr. Ewer destaca que en esta época ha aumentado el estar atento a las noticias y a las redes sociales. No obstante, las pantallas de televisión como las de celulares emiten luz en el rango azul, “lo que impide el aumento de la melatonina, conocida como hormona del sueño. Al tener bajos niveles es más fácil que las personas se duerman, factor que también contribuye a aumentar nuestro déficit de sueño”.

El neurocientífico destaca que esta situación afectará nuestro desempeño y estado de ánimo. “De hecho, la falta de sueño puede ser un gatillante de depresión. Por estas razones es importante resistir mirar televisión y celulares en la noche”.Horario único

“La hora en que se levanta el sol es la señal más importante para fijar el horario de nuestro reloj biológico, que es el sistema que regula cuando se despierta nuestro cuerpo. Levantarse a oscuras, hace que la mayoría de la población comience cada día antes de lo dictado por su reloj biológico. Esto hace que tengan un déficit mayor de sueño, afectando su estado de alerta, volviéndose más irritables y estresados, que es algo que debemos evitar, principalmente en el contexto de la pandemia actual”, señala el especialista.

El déficit de sueño también afecta la concentración, lo cual impacta el desempeño y el aprendizaje. Este efecto es más agudo en niños y sobre todo en adolescentes, porque ellos se despiertan naturalmente más tarde que los adultos.

Frente a este escenario, el Dr. Ewer señala que deberíamos adoptar un horario en que el sol se levante en la hora que debemos despertar. “Esto ocurriría de mejor forma si nuestro país eligiera el horario que le corresponde por su posición planetaria. Si éste fuese el que le corresponde a Chile (UTC–5), que es el que tienen Perú, Colombia, y Ecuador, y no el actual (UTC–3) que es el de Brasil, el sol se levantaría ahora a las 6:30 de la mañana, momento en que despertaríamos naturalmente y sin déficit de sueño”.

Durante la última década, los cambios de horario han sido muy variados, incluso en 2015 el gobierno decidió mantener al horario de verano por todo el año. Bajo ese horario amanecía en pleno invierno alrededor de las 9 AM en la zona central, haciendo que, por ejemplo, los niños esencialmente perdieran una buena parte de sus mañanas de clases debido a su estado de somnolencia.

“La pregunta que debemos hacernos, es si esos cambios de horario valen la pena, y la mayoría de argumentos que encontramos para privilegiar tener luz en la tarde y no en la mañana son de tipo económicos. Además, el cambio de horario de la primavera, cuando adelantamos la hora, tiene efectos agudos importantes, entre ellos un aumento en el número de ataques de corazón y de accidentes automovilísticos. Si bien estos efectos agudos duran solo los primeros días después del cambio, la falta de sueño y sus consecuencias sobre el desempeño persiste por varias semanas”, detalla.

El reloj interno

“Si nuestro entorno fuera oscuro siempre, nosotros nos despertaríamos a una hora similar todos los días porque el despertar y el dormir es generado por uno, y no requiere de estímulos externos. Y eso corre para todos los animales de la Tierra, ya que evolucionaron en un mundo en que hay cambios diarios de luz y oscuridad, frío y calor, y estas transiciones son importantes para todas las especies”, explica el neurobiólogo. En este contexto, el investigador explica que el único rol de la luz es ajustar el reloj de tal manera que la mañana para el organismo coincida con la mañana del ambiente en el cual se encuentra. Así, como los humanos somos animales principalmente diurnos es el horario del amanecer lo que fija el inicio del día para nuestro cuerpo.

Respecto del reloj maestro, éste se encuentra en una zona profunda del cerebro, en el hipotálamo. Pero el Dr. Ewer explica que, asimismo como sucede en el cerebro, cada órgano del cuerpo también posee sus propios relojes. El hígado, por ejemplo, regula mecanismos asociados al metabolismo, activándose más durante el día.  Dichos procesos y el vínculo entre el reloj maestro y aquellos repartidos en el cuerpo, se estudian en humanos y en diferentes animales modelos, incluso en la mosca del vinagre, que es donde primero se descubrió cómo funcionan estos relojes, descubrimiento que fue galardonado con el Premio Nobel en Medicina o Fisiología en el año 2017.

¿Qué aplicaciones más prácticas pueden tener estos hallazgos? John Ewer explica que hay varias aristas de interés. Una de ellas, se ve en el plano de la medicina: “Debido a que nuestro metabolismo cambia durante el día, los fármacos tienen diferente eficacia según la hora en que se administran. Para algunas drogas este factor es particularmente importante. En el caso de quimioterapia por ejemplo, el objetivo es matar a las células cancerígenas evitando al máximo dañar al paciente. Es por ello que muchas de estas drogas deben ser administradas no solo en la dosis apropiada sino también a una hora particular. Así, un medicamento que es efectivo se puede volver inefectivo, e incluso ocasionar daño a los pacientes”. Del mismo modo, señala que hay estudios que vinculan el mal dormir y la falta de este hábito durante la noche, con la aparición de cáncer.

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