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Las lecciones que dejó la pandemia al ecosistema científico local

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El Dr Juan Carlos Sáez, Director alterno del CINV, explica lo que significó la pandemia para nuestra comunidad, en reportaje de Diario Financiero.

Las lecciones que dejó la pandemia al ecosistema científico local
Publicado el 19 de febrero de 2021

Los centros de investigación son considerados motores del desarrollo científico y sin su respaldo, el ímpetu de los investigadores tendría escasas posibilidades de llegar a buen puerto. Por eso hoy adquieren un rol crucial de cara a los grandes desafíos que el mundo está enfrentando.

Durante los meses más inciertos de la pandemia y en medio de los confinamientos más estrictos, los centros de excelencia nacionales e internacionales que se dedican a la I+D se vieron afectados por una serie de problemas asociados a la contingencia, especialmente por el cierre de las universidades y laboratorios que los albergan.

Les tocó adaptarse e innovar, reconoce Pilar Parada, gerenta general de Fraunhofer Chile y directora del Centro de Biotecnología de Sistemas de esta institución alemana.

Para Juan Carlos Sáez, director alterno del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso, los últimos meses han dejado lecciones para el funcionamiento de cada centro, al verse obligados a manifestar ‘proactividad interna’, sobre todo respecto de la forma de enfrentar una situación inédita como esa, con consecuencias para la salud.

Pero las lecciones también vinieron desde la colaboración, y se sumaron a los grandes desafíos que hoy debe combatir la sociedad, los que ‘sólo podrán ser enfrentados bajo una mirada de cooperación multilateral desde la ciencia, la tecnología y la innovación’, dice Nayat Sánchez-Pi, directora ejecutiva de Inria en Chile.

En ese sentido, Parada cree que uno de los ‘grandes legados’ para las instituciones es el haber comprobado que las fronteras físicas que limitaban la colaboración entre regiones o países ya ‘no son un obstáculo’. ‘Hemos visto que los centros son un motor de innovación regional que puede aprovecharse mucho más’, dice, y por eso considera que hay ‘una oportunidad para la implementación de una real descentralización en Chile’.

Motor de reactivación

Según Camilo Erazo, subdirector de Centros e Investigación Asociativa de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile (ANID), en el país funcionan actualmente 70 centros distribuidos en instrumentos como Institutos Milenio de la Iniciativa Científica Milenio, Centros de Investigación en Áreas Prioritarias (Fondap), Centros Basales, Centros de Educación y Centros Regionales. Particularmente en medio del complejo momento que atraviesa el planeta, es muy relevante el aporte que cada uno hace desde diferentes dimensiones a la problemática. Y por ende, el rol que tienen en la reactivación económica es indiscutible.

‘El enfoque científico a problemas de salud se posicionó como la única manera apropiada de enfrentar los desafíos’, subraya Nibaldo Inestrosa, director del Centro de Envejecimiento y Regeneración (CARE UC).

Ejemplo de ello es el trabajo que durante 2020 realizó el Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia, al dedicar importantes esfuerzos en comprender mejor la infección por SARS-CoV-2 y desarrollar nuevas estrategias para luchar contra el Covid-19, lo que a juicio de Alexis Kalergis, director de este centro, será un aporte real en un escenario pospandemia.

Además, se presentan como socios estratégicos para las empresas que buscan soluciones tecnológicas innovadoras a desafíos actuales y futuros, puesto que ‘han logrado acercar el conocimiento científico y tecnológico, tanto nacional como internacional, respondiendo oportunamente a sus necesidades, contribuyendo a mejorar su productividad, junto con la generación de ventajas competitivas sustentables’, señala el vicepresidente ejecutivo de Corfo, Pablo Terrazas.

En eso coincide Pilar Parada, al advertir que el año pasado ‘muchas empresas tomaron conciencia de que innovar es una inversión, que las hace más resilientes a crisis económicas como la que estamos viviendo’.

En esa línea, advierte que sólo así podrán ‘mantener una posición competitiva de sus productos y servicios’.

De cara a la recuperación, hoy más que nunca hace falta una mirada estratégica coordinada sobre la oportunidad de alianzas que los incluyan, considera la directora ejecutiva de Inria en Chile. En tanto, para la gerenta de Fraunhofer Chile, de no contar con una visión de construcción sinérgica a largo plazo y no invertir en la I+D+i necesaria para materializarla, ‘seguiremos teniendo una matriz productiva basada en recursos naturales y materias primas, en lugar de apuntar hacia aquellas áreas en que podamos destacar y diferenciarnos como país’.

En recuadro

SITUACIÓN ACTUAL

Entre 2012 y 2019, ‘la inversión en investigación asociativa ha crecido en promedio un 4% real anual’, dice Camilo Erazo, subdirector de Centros e Investigación Asociativa de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, lo que ha permitido generar ‘muy buenos resultados’ en términos de desarrollo de conocimiento, formación de capital humano, impacto productivo y social.

La solicitud de patentes de este tipo de centros también ha ido creciendo. Los internacionales han solicitado 11 en Chile, de las cuales sólo dos han sido concedidas; mientras que en el extranjero han solicitado 30, con nueve concedidas, señala Erazo.

Con ello, los aportes económicos también van en ascenso, generando ingresos por licenciamiento por más de $1.260 millones a la fecha, lo que se suma a los ingresos por más de $20.800 millones por concepto de contratos y servicios tecnológicos, detalla Pablo Terrazas, vicepresidente ejecutivo de Corfo.

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