La exposición del organismo a altos niveles de BPA ha sido ampliamente relacionada con disfunciones a nivel endocrino y digestivo. Sin embargo, se han realizado estudios que sugieren que este compuesto también podría producir problemas de aprendizaje y de memoria e interferir en la formación de sinapsis, o comunicación entre las neuronas de nuestro cerebro, las que tienen un rol importante en la funciones cognitivas.
Publicado en El Mostrador el 14 octubre de 2015
Escrito por Marcela Ovando Tellez
¿Alguna vez te has preguntado qué sucede si constantemente reutilizas las botellas plásticas para tomar agua?, o ¿De qué están hechos los recipientes en que conservamos los alimentos?
La mayoría de los recipientes que tenemos a nuestro alcance para conservar alimentos o líquidos están hechos de plástico o de metal. Botellas de agua, biberones, latas de comida y de bebidas, están elaborados de materiales que tienen como materia prima un compuesto llamado bisphenol A (BPA).
El BPA es un compuesto orgánico que se utiliza hace más de 50 años en diferentes tipos de industrias, como en la producción de equipamiento deportivo, dispositivos médicos y dentales, sellantes dentales, anteojos orgánicos, CD-DVD, electrodomésticos y algunos tipos de boletas y facturas.
La exposición del organismo a altos niveles de BPA ha sido ampliamente relacionada con disfunciones a nivel endocrino y digestivo. Sin embargo, se han realizado estudios que sugieren que este compuesto también podría producir problemas de aprendizaje y de memoria e interferir en la formación de sinapsis, o comunicación entre las neuronas de nuestro cerebro, las que tienen un rol importante en la funciones cognitivas.
John D. Elsworth, junto a un grupo de científicos de la Universidad de Yale, New Haven, se preguntaron si la exposición continua a BPA produce alteraciones morfológicas de las neuronas que forman parte de la corteza prefrontal y del hipocampo, regiones de nuestro cerebro que regulan funciones cognitivas, como la atención y la memoria, respectivamente.
Además, los investigadores se preguntaron si esta exposición continua a BPA produce deterioro a nivel cognitivo, específicamente, en un tipo de memoria llamada memoria de trabajo. Esta memoria es la que permite el almacenamiento temporal de la información y su procesamiento, por ejemplo, es la que nos permite recordar un número de teléfono hasta que terminemos de marcarlo o seguir las indicaciones para llegar hasta un lugar, mientras mantenemos la dirección en mente.
Para responder a estas interrogantes, los investigadores realizaron un experimento con monos machos adultos, los que fueron entrenados con una prueba que permite medir la memoria de trabajo. Esta prueba consistía en colocar al mono frente a una ventana y, a través de ella, podía observar al experimentador llenando con alimento uno de los dos pozos que se encontraban al otro lado. Luego, se bajaba y se subía una pantalla y el mono debía recordar dónde se encontraba la recompensa y posteriormente, tomarla.
Este procedimiento se repitió 30 veces y luego se incluyeron repeticiones con tiempo de espera, es decir, el mono debía esperar de 2 a 4 segundos antes de poder tomar la recompensa, sin olvidar en qué pozo se encontraba el alimento, ya que cualquier falla se consideraba error. Una vez que los monos fueron entrenados, se les evaluó el nivel de memoria de trabajo para tener un registro previo al inicio de tratamiento con BPA.
Luego del entrenamiento y registro de la memoria de trabajo de los animales, los monos fueron separados en dos grupos. A un grupo se le administró una dosis de BPA, suficiente para que alcanzaran niveles de circulación similares a los que está expuesto el humano, según los datos de un estudio anterior, en cambio, el otro grupo no fue expuesto a BPA.
A cada grupo se les midió los niveles de BPA a partir de una muestra de sangre. Estas muestras fueron tomadas 1 y 4 semanas posteriores al inicio del tratamiento. Además, a un grupo de monos, que fueron expuestos a BPA, se les dejó dos semanas sin ser expuestos a este compuesto y, nuevamente, se les tomó una muestra de sangre.
Los resultados de este estudio fueron muy interesantes, pues en una semana los monos alcanzaron un nivel de BPA en la sangre similar al que están expuestos los humanos habitualmente. Estos niveles de BPA se relacionaron con un deterioro de la memoria de trabajo de los animales, en comparación con el grupo control. Además, se observó una pérdida importante del número de sinapsis en el hipocampo y en la corteza prefrontal, estructuras del cerebro que regulan la memoria de trabajo.
Luego, se evaluó a los animales que tuvieron dos semanas de recuperación, posterior al tratamiento con BPA, tiempo en el cual no fueron expuestos a este compuesto. En este grupo se observó que los animales presentaban un nivel adecuado de memoria de trabajo, es decir, esta función volvía a sus niveles normales, sin embargo, no ocurrió lo mismo a nivel estructural. Estos animales sólo recuperaban parcialmente el número de sinapsis en el hipocampo y en la corteza prefrontal.
Estos resultados demuestran que en estos animales, la exposición de BPA a la que estamos sometidos produce un deterioro en funciones cognitivas, como la memoria de trabajo y disminuye el número de sinapsis en estructuras importantes de nuestro cerebro. Además, demuestra que la memoria de trabajo puede volver a sus niveles normales una vez que se termina la exposición a BPA, sin embargo, el daño a nivel estructural no es recuperable en su totalidad.
Es importante generar conciencia e informar a la población sobre este tema, principalmente, de los riesgos a los que podrían estar expuestos al calentar o colocar líquidos calientes en plásticos que contienen BPA, ya que es ahí cuando se libera este compuesto. De la misma forma, evitar la reutilización de envases que contienen BPA, comprar alimentos envasados en latas, mantener los alimentos en ellas o reutilizarlas para conservar otros.
En países europeos, como Francia, no se permite la fabricación, importación, exportación y comercialización de mamaderas y envases de alimentos para bebés, que contengan BPA. Sin embargo, en Sudamérica, sólo Colombia, Perú y Argentina presentan legislación al respecto y prohíben el uso de BPA en materiales que entran en contacto con alimentos y bebidas.
En Chile, sólo algunos productos “libres de BPA” son encontrados en tiendas y supermercados, pero aún no se establece una norma respecto a este tema y sigue siendo difícil encontrar este tipo de artículos. En nuestro país no se sabe el alcance real de los daños y patologías que están asociadas al consumo de BPA. Ahora cabe la duda, ¿Qué esperan las autoridades de nuestro país?