Aún hay muchas incógnitas en el mundo científico respecto al nuevo coronavirus que produce la infección por COVID-19, y que se detectó por primera vez en diciembre del año pasado en la ciudad china de Wuhan.
Publicado en Elnuevodia.com
El 21 de abril de 2020
Una de ellas es cómo la genética de los humanos incidiría en la reacción de la población frente a la enfermedad, es decir, por qué algunas personas, por ejemplo, son asintomáticas y otras se agravan tanto que necesitan de respiración artificial.
El profesor del Instituto de Fisiología de la Universidad de Valparaíso. Pablo Moya, aseguró que “no se sabe todavía si es que existen variantes genéticas que puedan conferir vulnerabilidad o resistencia. Estamos recién hace cuatro meses enfrentando esta pandemia en el mundo y hace 40 días en Chile, entonces la información es demasiado preliminar”.
No obstante, señaló que “en el caso de otras enfermedades infecciosas sí existen evidencias y estudio que han demostrado que ciertas variantes genéticas -o en algunos casos mutaciones que portan ciertos individuos- pueden conferir grados distintos de infección”.
“Existe, por ejemplo, una mutación en los seres humanos en el gen CCR5, la que confiere resistencia al VIH, y una que está asociada a la anemia falciforme, que es un tipo de anemia cuyas personas que la padecen no se infectan de malaria”.
En ese sentido, la genetista de la Clínica Santa María, Catherine Díaz, recalcó que si bien se trata de una hipótesis, “ya conocemos enfermedades en las que existe una variabilidad individual por factores genéticos, sin embargo, en este caso, falta investigación acerca de cómo actúa el virus, además de identificar las vías metabólicas y fisiológicas que se activan en el organismo y, por sobre todo, como afecta a la respuesta inmune de cada individuo”.
Además, indica que hay otros factores que podrían afectar, como “la edad, las enfermedades crónicas preexistentes, el estilo de vida, etc., pero hasta el momento no existe evidencia científica que lo sustente”.
Sistema inmunológico
Pablo Moya, también investigador del Centro Interdisciplinario de Neurociencias de Valparaíso (CINV), dijo que “el cuadro clínico que genera el COVID está asociado a una reacción inmunológica en cadena, los clínicos están hablando de que en el fondo es una tormenta de citoquinas (moléculas que participan en la respuesta inmune), entonces existe como una sobrerreacción inmunológica”.
“Cuando uno se infecta de este virus y dado que el sistema inmune tiene varios componentes que están codificados por genes, estos genes son los primeros candidatos que se quieren estudiar, si es que existe vulnerabilidad genética que pueda explicar las diferencias en cómo las personas manifiestan la infección”, explica.
Y añadió: “El otro gen que es como candidato para estudiar el problema directo es el que codifica para la proteína ACE -que es la proteína que el virus utiliza como mediador para la entrada a la célula-. Entonces, dado que esa proteína es como la puerta de entrada, si hay mutaciones que afectan la estructura de esta proteína o sus niveles de expresión, sería como un candidato lógico para decir por qué personas son más propensas a manifestar todas las gravedades y sintomatología, mientras que otras no”.
En ese sentido, el infectólogo de la Universidad de Santiago, Ignacio Silva, sostuvo que este tema no tiene que ver con la genética, sino precisamente con el sistema inmunológico: “Todavía falta evidencia para definir si hay algún componente genético o racial en la evolución o para dar un pronóstico de la enfermedad, pero lo que sí está claro es que el desarrollo de síntomas y evolución de éstos, y sobre todo del desenlace más tórpido de la enfermedad e incluso la mortalidad, están asociados al sistema inmune del paciente, que tiene que ver con la edad, uso de algunos fármacos que alteran el sistema inmunológico que tienen corticoides o de tratamientos biológicos que se han definido como determinantes de mal pronóstico”.
“También se sabe que en estos pacientes inmunodeprimidos la excreción del virus es más prolongada y que podrían ser contagiosos por más tiempo, esto se aplica también a otros virus respiratorios distintos al coronavirus. En general, un paciente inmunodeprimido, ya sea por sus enfermedades de base como por la edad o uso de fármacos, tiene mayores riesgos de complicaciones, mortalidad y mayor duración de la enfermedad del virus”, argumentó.
Iniciativa de genética de huésped
Actualmente ya existe una institución que se está dedicando a “sistematizar los estudios genéticos a nivel mundial”, llamada “COVID-19 Host Genetics Initiative”, que “lo que quiere hacer es generar, compartir los datos y analizarlos para aprender cuáles son las determinantes genéticas de la susceptibilidad al covid”, comentó Moya.
“Cuando esos descubrimientos se empiecen a generar van a ayudar a hacer hipótesis para decir ‘estos son los mecanismos, este grupo de la población podría ser más susceptible o más resistentes’ e identificar quiénes tienen más o menos riesgo”, apuntó.
Asimismo, este organismo podrá revelar hipótesis sobre “nuevos fármacos, no necesariamente a diseñar moléculas nuevas, sino la reutilización de otros fármacos que se usan para otras cosas”.
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