Inédita investigación intentará ajustar el reloj biológico para disminuir el déficit de sueño quienes deben trabajar en turnos.
Publicado en Universidad de Valparaíso el lunes 05 de septiembre de 2022
A nivel mundial, alrededor del quince por ciento de la fuerza laboral realiza trabajos durante la noche: enfermeras y enfermeros, médicos, nocheros, trabajadores de la minería y áreas vinculadas a su desarrollo, entre otros. En el caso de la minería chilena, muchos trabajadores tienen turnos de doce horas, los que se van cambiando cada siete o diez días, pasando de jornadas diurnas a nocturnas y viceversa, con descansos en la misma cantidad de días trabajados.
El profesor John Ewer, referente en el estudio de los relojes biológicos e investigador del Centro Interdisciplinario de Neurociencias de la Universidad de Valparaíso (CINV), lidera junto a Liliana Bustos la primera investigación realizada en Chile que apunta a mejorar el desempeño y la salud de las y los trabajadores que desarrollan turnos de noche.
“Lo que muchas personas no saben es que el trabajo laboral nocturno, aparte de ser difícil, porque uno tiene que trabajar cuando debería dormir, es muy malo para la salud. El trabajo nocturno está asociado, a largo plazo, al desarrollo de lo que se llama síndrome metabólico, que incluye diabetes e hipertensión y siempre va de la mano con la obesidad; incluso hay algunos cánceres que están asociados al trabajo nocturno. Tanto es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica al trabajo nocturno como un posible cancerígeno”, sostiene el doctor Ewer.
El investigador agrega que “durante los días de trabajo nocturno se juntan dos problemas: trabajar de noche es difícil porque el cuerpo pide dormir; y al salir del turno de noche para el descanso es difícil dormir, porque es de día para el cuerpo. Esta combinación afecta el desempeño y también resulta en un déficit severo de sueño. Esta es una situación insostenible y por eso estos trabajadores desarrollan estos problemas, en parte porque no duermen y porque además muchos comen en la noche. A ese ritmo se sienten cansados, el desempeño empeora, tienen más accidentes, están menos concentrados, etcétera. Y, además, a largo plazo desarrollan problemas serios e irreversibles de salud. El problema es que no hay una solución farmacológica a esta situación. Lo que uno quisiera es poder trabajar de noche con un cuerpo de día, pero no se puede, porque somos una especie diurna y eso significa que al aparecer el sol en la mañana, ahí comienza el día para nuestro cuerpo. Tampoco existen drogas que reviertan el reloj biológico para que trabajes de noche con un cuerpo de día y duermas en el día con un cuerpo de noche. Lo que hay son drogas que te mantienen despierto, pero eso lo pagas caro una vez que se acaba el efecto de la droga y la deuda de sueño es gigante”.
El doctor Ewer adelanta que el proyecto de investigación está enfocado en atacar la raíz del problema: el reloj biológico. La propuesta es poder retrasar el reloj biológico de estos trabajadores, por algunas horas, a través de pulsos de luz. Se trata de un estudio clínico de seguridad laboral en el que participarán conductores de camiones pertenecientes a una empresa transportista que presta servicios a la división Salvador de Codelco, quienes deben conducir en turnos diurnos y nocturnos por una de las rutas más peligrosas del mundo.
Los seres humanos somos termorregulados. Además, durante el día -y de manera cíclica- la temperatura corporal comienza a subir y por la noche alcanza su punto más bajo.
“Cuando dormimos la temperatura baja en menos de un grado y cuando llega a su mínimo indica que tu cuerpo está en la mitad de su noche. Si te duermes a la medianoche y despiertas a las 8 horas, puede que entre las 3 y 4 baje tu temperatura al mínimo. En ese momento, e incluso un poco antes, tendríamos que dar los pulsos de luz, así el reloj biológico se retrasa un poco y al otro día le damos otro pulso de luz un tanto más tarde, de manera de tratar de empujar ese mínimo, para que la mitad de tu noche se vaya corriendo más hacia la mañana”, explicó.
Pero ¿cómo saber si las intervenciones fueron exitosas? John Ewer responde que aparte de usar cuestionarios que miden somnolencia, el estudio usará sensores desarrollados por la NASA para medir de manera continua la temperatura corporal central y así poder detectar ese mínimo.
El investigador acota que “es muy difícil medir de manera continua la temperatura corporal, porque normalmente se mide a nivel axilar, sublingual, bucal o rectal. Pero la NASA desarrolló unas píldoras que tienen un termómetro en su interior y que transmiten telemétricamente a un brazalete. Te las tomas y después se eliminan. Mientras están en el cuerpo podremos ver si luego de dos o tres exposiciones a luz logramos retrasar el mínimo de temperatura, lo cual indicaría que pudimos retrasar la llegada de la noche para el cuerpo del trabajador. Es interesante, porque la NASA desarrolló esta tecnología para los astronautas, pero hoy tiene otras aplicaciones. Por ejemplo, estuve averiguando y la utilizan mucho en el fútbol americano, que usan unos uniformes que parecen corazas y en ese deporte el sobrecalentamiento es la segunda causa de muerte. Estas píldoras los ayuda a monitorear la temperatura. También los maratonistas la utilizan”.
Finalmente, el investigador afirma que el estudio, que es financiado por Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondef), pone en relieve la importancia de la exposición a la luz y su objetivo es demostrar que se puede retrasar el reloj biológico: ”Junto con eso, debería mejorar el desempeño y también el estado de somnolencia del trabajador; y también reduciría el daño a su salud a largo plazo”.