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Científicos descubren las bases genéticas del cuidado parental

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Por Ana C. Abbott, CINV

El cuidado parental es fundamental en el desarrollo integral de una persona, sin embargo, es poco lo que se sabe acerca de la genética de este importante proceso. La investigación permitió concluir que es un proceso heredado genéticamente y no aprendido desde el contexto social.

Es sabido que el cuidado parental es uno de los pilares más importantes para el buen desarrollo de la salud sicológica de una persona. En el último tiempo el rol del padre ha pasado de tener una labor pasiva en la crianza a uno más activo e importante en la vida del bebé; sin embargo, aún persisten hombres que hacen caso omiso a su labor ya que la consideran un asunto de mujeres.

A raíz de esto y con el fin de entender si la forma en que uno cría a sus hijos es heredable o adquirida socialmente a través del aprendizaje, y además si existen diferencias que explican el comportamiento del padre y la madre en la crianza, el equipo del Dr. Andres Bendesky y sus colaboradores, del Instituto Médico Howard Hughes en Estados Unidos, llevó a cabo un estudio en donde se aborda la genética del cuidado parental en dos especies “hermanas” de ratones (Peromyscus polionotusP. maniculatus). La primera es una especie monógama y muy cuidadora de sus hijos, mientras que la segunda es polígama y dedica poco tiempo a la crianza. Cabe señalar que ambas especies pueden ser cruzadas entre ellas y obtener crías viables.

Los criterios evaluados por los investigadores fueron: lamer a la cría, abrazarlas y cubrirlas con el cuerpo, traerlas de vuelta cuando se alejaban del nido, y el tiempo que pasaban los padres armando un buen nido. Luego de observarlas, se determinó que los padres de la especie monógama eran más constantes en prácticamente todas estas actividades mencionadas anteriormente con la excepción  de ir a buscar a las crías, ya que los padres polígamos ocupaban más tiempo trayendo a las crías de vuelta cuando  estas se alejaban. También se determinó que el nivel de cuidado de los machos de la especie monógama estaba a la par con las madres de la otra especie.

Para dilucidar si la conducta de cuidado parental era heredable a través de genes o adquirida por aprendizaje, los científicos pusieron crías de una especie con padres de la otra y luego observaron cómo estas crías posteriormente cuidaban a sus propios hijos. Los investigadores observaron, que aun cuando las crías de la especie polígama (“polígamos”, de ahora en adelante) fuesen cuidadas por padres de la especie monógama (“monógamos”) seguían destinando poco tiempo a sus hijos. Y a su vez, las crías monógamas criadas por padres polígamos cuando se reprodujeron pasaron mucho tiempo cuidando a sus retoños. Esto permitió concluir al equipo investigativo que el cuidado de los hijos era una conducta heredada genéticamente y no aprendida del entorno.

Posteriormente, los científicos hicieron cruzas entre ambas especies, (hembra polígama con un macho monógamo). Las crías híbridas se volvieron a cruzar para luego evaluar el comportamiento de los padres híbridos sobre sus crías y así poder entender como estaba regulándose el proceso. Lo que se observó fue que el comportamiento de los padres “híbridos” (los que tenían mezclas de genes de ambas especies) hacia sus crías fue en términos generales más parecido al de la especie polígama; por lo que los científicos infirieron que detrás del comportamiento de los monógamos la regulación de los genes encargados debía ser mucho más específica y acuciosa.

Para tratar de identificar los genes involucrados en el comportamiento de cuidado parental de los monógamos, los científicos recurrieron a una técnica que mezcla la genética con herramientas bioinformáticas llamada QTL (siglas para el inglés “quantitative trait locus”, o locus de un carácter cuantitativo), que a grandes rasgos, intenta determinar los genes involucrados en un carácter distintivo que es heredable, en este caso, el cuidado parental. Es importante mencionar que un locus es una posición fija en un cromosoma, y a su vez, un cromosoma es una estructura organizada compuesta de ADN y proteínas que contiene la información genética en un individuo.

De la estrategia QTL surgieron varios resultados interesantes. Primero, se reconocieron 12 locus involucrados en el comportamiento de crianza, repartidos en 11 cromosomas, 8 de los cuales son específicos por sexo y los demás son compartidos por padres y madres. Algunos genes afectan comportamientos específicos, como el acto de armar nidos, mientras que otros genes regulan varios comportamientos, como el abrazar y lamer a las crías, o el abrazar a las crías y traerlas de vuelta al nido cuando se salen. Y segundo, se descubrió que uno de los comportamientos regulados por un gen único es el armado de los nidos. Previamente, los científicos habían observado que los padres y madres monógamos pasaban más tiempo armando el nido con estructuras de mejor calidad que los ensamblados por los padres polígamos. Con la estrategia QTL se determinó que este comportamiento está regulado por vasopresina (también llamada anti-diurética), una hormona secretada en una estructura cerebral llamada hipotálamo (que es un centro de comando de nuestro cuerpo, regulando funciones como temperatura, hambre, sed y reproducción). La disminución de vasopresina favorece el armado de nidos, y el aumento de ella provoca que los animales dejen de armar sus nidos. Lo interesante es que este comportamiento en particular puede ser manipulado a través de inyecciones de vasopresina, lo que provocaba que padres y madres dejaran de construir los nidos para sus crías.

De acuerdo a lo expuesto anteriormente, los científicos concluyeron que el cuidado parental es una conducta heredada genéticamente, donde algunos de los genes involucrados van a regular grupos de conductas, y otros van a ser más específicos, como el caso de armar nidos. También observaron que hay  conductas que se van a dar específicamente en uno de los dos sexos, y otras conductas van a ser reguladas para ambos padres por igual. En general, los humanos armamos familias monógamas y cuidamos a nuestros hijos por mucho tiempo, favoreciendo con ello que se desenvuelvan bien en el mudo…algo parecido a lo observado en los ratones monógamos. Con estos resultados se demuestra que el cuidado parental es cosa de ambos padres, por lo tanto, si le dicen que el cuidado de los hijos es “cosa de mujeres”, puede responder tranquilamente que la biología dice lo contrario.

Lee el artículo original en EL MOSTRADOR

Fuente: www.nature.com/nature/journal/v544/n7651/

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