Por Sandra Reyes
El sol emite luz de todas las longitudes de onda, desde aquellas de onda corta como el ultravioleta (UV), pasando por la luz visible con todas sus tonalidades de color, cada uno de los cuales tiene diferente longitud de onda, y las ondas infrarrojas o de longitud de onda larga. La longitud de onda corta es mucho más energética, por ello debemos proteger nuestra piel de los rayos UV con bloqueador solar dado que es capaz de alterar el ADN o información genética de nuestras células, mientras que la longitud de onda larga emite calor como una chimenea o estufa, pero al ser menos energética no es capaz de alterar el ADN.
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Años atrás escuchábamos con frecuencia a nuestros padres decir: “Aléjate del televisor que hace mal a la vista”. Por mucho tiempo se pensó que esto era un mito, sin embargo actualmente, se ha visto que esto podría ser verdad. Se ha preguntado ¿cuánto tiempo pasa usted utilizando dispositivos electrónicos? Si bien los dispositivos electrónicos se han vuelto imprescindibles en el uso cotidiano, ya que los usamos como fuente de entretención y comunicación, la mayor parte de las pantallas actuales poseen la tecnología de luz LED.
El sol emite luz de todas las longitudes de onda, desde aquellas de onda corta como el ultravioleta (UV), pasando por la luz visible con todas sus tonalidades de color, cada uno de los cuales tiene diferente longitud de onda, y las ondas infrarrojas o de longitud de onda larga. La longitud de onda corta es mucho más energética, por ello debemos proteger nuestra piel de los rayos UV con bloqueador solar dado que es capaz de alterar el ADN o información genética de nuestras células, mientras que la longitud de onda larga emite calor como una chimenea o estufa, pero al ser menos energética no es capaz de alterar el ADN. Dicho esto, cabe destacar que las luces LED blancas usadas en las pantallas emiten mucha luz azul-violeta, cuya longitud de onda está cercana a los dañinos rayos UV, pudiendo afectar negativamente nuestra visión a largo plazo y en forma irreversible, pues sería un factor de riesgo para desarrollar degeneración macular relacionada a la edad (DMRE).
La DMRE es una patología ocular crónica y progresiva, que afecta la visión central, es decir, aquello que vemos con mayor nitidez y en lo que enfocamos nuestra atención. Esta enfermedad, se presenta rara vez antes de los 55 años de edad, siendo más común en mayores de 75 años. En ella, hay una afección del epitelio pigmentario, capa de la retina que, entre otras funciones, se encarga de absorber los segmentos externos de los fotorreceptores que se renuevan constantemente, por lo tanto, tiene un rol fundamental en la sobrevida de estos. Los fotorreceptores son las células de la retina capaces de captar la luz y generar la señal eléctrica que se transmite al cerebro, por lo que, si estos se dañan, la visión se ve comprometida. La DMRE constituye la segunda causa de ceguera no reversible a nivel mundial, sin embargo, es la primera causal en mayores de 55 años del mundo occidental.
Luz LED azul y DMRE
La irradiación de luz excesiva, y más aún la radiación por longitud de onda azul, podría tener incidencia directa en el deterioro del funcionamiento de la retina que causa la DMRE. Recientemente, el doctor Maho Nakamura de la Gifu Pharmaceutical University en Japón, publicó un artículo en que se estudiaron los efectos de la luz fluorescente blanca y luz LED azul sobre la retina de ratones. En esta investigación, los científicos dividieron a los ratones en dos grupos de ratones, el primero de ellos fue expuesto a altas intensidades de luz fluorescente blanca por 3 horas, 3 días consecutivos. El segundo grupo, en cambio, fue expuesto a intensidades menores que las utilizadas para luz fluorescente blanca pero de luz LED azul ya sea por 3 horas solo 1 día, o tres días consecutivos. Posterior a la exposición a la luz, se aplicaron varias técnicas con el fin de determinar el estado de la retina del ratón: Se fotografió la retina para observar las diferencias en su estado, luego se realizó tomografía de coherencia óptica, examen que permite ver la estructura y mediciones de las capas que conforman la retina, lo anterior fue seguido de análisis microscópico para analizar las células y su disposición, y por último se realizaron pruebas electrofisiológicas consistentes en medir las variaciones eléctricas de los fotorreceptores en respuesta a la luz.
En la investigación, no se apreciaron diferencias significativas en la retina de ratones expuestos a luz fluorescente blanca, sin embargo, en ratones sometidos a exposición a luz azul se observó la aparición de puntos blancos en la retina, correspondientes a acumulación de material de desecho extracelular y que se observan típicamente en la DMRE. Estos puntos blancos podían observarse claramente en el día 6 posterior a la exposición a la luz, tanto en ratones sometidos a 1 día de exposición, como en aquellos sometidos a 3 días de exposición, siendo mayor la cantidad observada en estos últimos. Además, tanto en el análisis microscópico del tejido como en la tomografía de coherencia óptica se observó un adelgazamiento de la retina, específicamente de la capa nuclear externa, capa de la retina que contiene los núcleos de los fotorreceptores. Las pruebas electrofisiológicas demostraron una menor respuesta de los fotorreceptores expuestos a radiación por luz azul. Luego de la exposición a la luz azul, a partir del día 7 se evidenció una disminución en la cantidad de puntos blancos observables, sin embargo, se mantuvo el adelgazamiento de la capa nuclear externa.
Por otra parte, se reveló que el daño al epitelio pigmentario precede al adelgazamiento de la capa nuclear externa de la retina, debido a que la luz azul generaría disrupción de las uniones celulares a este nivel. Como se explicó, en condiciones normales, las células del epitelio pigmentario absorben el segmento externo de los fotorreceptores, por lo que su alteración impide este proceso resultando en su acumulación, lo que a su vez genera que las células del sistema inmune intenten eliminar estos desechos, conformando los puntos anormales visibles en la retina característicos de la DMRE.
El aumento de la esperanza de vida, junto a factores genéticos y ambientales, se ha ligado al incremento en las enfermedades degenerativas del ojo. La evidencia de que la luz azul puede producir daño retinal a largo plazo y que sería dosis dependiente, hace pensar seriamente en las consecuencias que el aumento en la exposición pueda generar en la salud visual de la población, mientras su rol en la fisiopatología de la DMRE, que como se mencionó es una causa importante a nivel de salud pública de ceguera irreversible, se encuentra aún en estudio.
Actualmente, el uso de dispositivos electrónicos con luz LED, ha aumentado el tiempo en que las personas se exponen a este tipo de luz, lo anterior, sumado a la distancia en que estos se utilizan podría generar un aumento en los casos de DMRE en el mediano plazo o una aparición más temprana de la enfermedad.
Para proteger nuestros ojos de la luz azul, es posible calibrar las pantallas para disminuir la emisión de luz en este rango, utilizar software incorporados en los equipos, aplicaciones descargables o usar filtros de pantalla. También es factible utilizar luces LED en colores cálidos preferentemente sobre aquellos que emiten luz fría.
Si bien, aún no existe una opinión unánime dentro de los profesionales del área de la oftalmología, pues se desconocen las magnitudes de radiación seguras y peligrosas, además de no existir a la fecha estudios en humanos, parece sensato proteger nuestros ojos de los efectos nocivos de la longitud de onda azul, utilizando las opciones mencionadas y en lo posible, limitando el tiempo de uso de los dispositivos electrónicos.