Por EL MOSTRADOR, Cultura + Ciudad
Un grupo de científicos pertenecientes a la University of British Columbia (Vancouver), obtuvo resultados contundentes respecto al cannabis en aspectos como la atención visuoespacial y la voluntad para ejercer esfuerzos cognitivos en el desarrollo de tareas con distintos grados de complejidad asociado a variados grados de recompensa.
Tal como sugiere la canción del grupo musical “Cultura profética” que bastante ha sonado en distintos programas radiales, muchos no pueden negar lo bien que se siente fumar cannabis o marihuana, como más ampliamente se conoce.
Cannabis es el nombre científico de una planta que es usada por sus propiedades psicoactivas, siendo una de las drogas ilícitas que cada vez más se consume a nivel mundial. Sus efectos psicoactivos se atribuyen a la acción del delta-9-tetrahidrocannabinol (THC) en proteínas, receptores CB1, que se ubican en nuestro cerebro produciendo una atractiva sensación de bienestar espiritual, un estado de ánimo relajado, una impresión de que todo es más lento, mayor sensibilidad a los colores, sonidos, texturas y sabores.
Todo esto acompañado de una memoria presente que se escapa continuamente y, a veces, de unas ganas incontenibles de reírse. Un estado en el que parece haber poco espacio para la violencia, hacen de esta droga una especie de antídoto, un promotor de concordia y paz, como muchas canciones implícitamente prometen.
Sin embargo, considerando el aumento progresivo del consumo de marihuana en el contexto de una sociedad cada vez más globalizada y en vías de desarrollo, ¿qué tan beneficioso puede resultar el consumo de cannabis en el desempeño laboral, y en especial, académico, en donde la motivación es clave para el desarrollo de habilidades cognitivas?
Resultados de la investigación
Un grupo de científicos pertenecientes a la University of British Columbia (Vancouver), obtuvo resultados contundentes respecto al efecto del THC en procesos cognitivos, tales como la atención visuoespacial, y el efecto sobre la voluntad para ejercer esfuerzos cognitivos en el desarrollo de tareas con distintos grados de complejidad asociado a diferentes grados de recompensa.
La investigación concluyó que el efecto del THC reduce la voluntad para asumir desafíos de mayor complejidad asociado a recompensas mayores, disminuyendo este tipo de elecciones.
Los receptores CB1, en donde el THC ejerce su efecto, están ubicados en mayor concentración en la corteza prefrontal del cerebro. Esta área del cerebro está relacionada con procesos ejecutivos como la atención y la planificación, que vienen a ser la puerta de entrada para el aprendizaje mediante la ejecución de tareas, el área con la que activamente estamos relacionando las ideas y las transformamos cuando interactuamos con el entorno o echamos a andar la creatividad.
Con la corteza prefrontal también evaluamos los costos asociados a ejercer tareas cognitivas de mayor complejidad, y bajo los efectos del THC notablemente nos inclinamos simplemente por las tareas más fáciles; después de todo, es difícil encontrar a alguien que quiera asumir desafíos estresantes bajo los efectos del THC aunque impliquen recompensas mayores, y más aún si estas son a largo plazo.
Chile, primer consumidor
Según el “Informe sobre el Uso de Drogas de las Américas de 2015” presentado por la Organización de Estados Americanos (OEA), Chile se encuentra posicionado como el país con mayor consumo de marihuana entre los adolescentes.
En el contexto del estudio presentado en este artículo, esto enciende una importante luz roja, ya que en el plano educacional los aprendizajes logrados son fundamentales para mejorar nuestras expectativas profesionales en el futuro, es decir, si sabemos que somos capaces de lograr objetivos complejos en determinados momentos podemos plantearnos metas que mejoren nuestras expectativas y calidad de vida a corto y largo plazo.
Pero si bajo los efectos de la cannabis, los adolescentes reducen la posibilidad de asumir metas más desafiantes, sumergidos en el conocido síndrome amotivacional que se ha transformado en un problema creciente a nivel mundial, ¿cómo lograrán crecer intelectualmente?, ¿cómo se pretende que tengan confianza en enfrentar la vida si se está limitando la motivación necesaria para el desarrollo de sus potencialidades intelectuales?
El mejor recurso que puede tener el ser humano es su cerebro, y tanto en las familias como en establecimientos educacionales, el consumo de cannabis y el síndrome amotivacional que limita a los adolescentes para alcanzar mejor calidad de vida, es un tema que se debe trabajar y reflexionar, para que los jóvenes no dejen pasar las oportunidades que les permite desarrollarse como personas.
Vínculo al artículo original: http://jpn.ca/articles-in-press/41-6-150363/