Por Gabriel Arce, La Hora
La pregunta es en serio. El biólogo computacional Tomás Pérez creó un software capaz de sumergirse en escenarios ficticios para crear políticas públicas. Y le salió tan bien que ahora lo usan en EE.UU y Japón.
Si el virus del ébola llegara a Chile, en cuatro meses Santiago, Valparaíso y Concepción sucumbirían a la enfermedad. Y si ocurriera una invasión zombie, el saldo sería apocalíptico: 17 millones de chilenos se convertirían en muertos caminantes.
Estos dos escenarios delirantes parecen más indicados para una novela barata que para un análisis científico. Sin embargo, son esta clase de supuestos los que utiliza el biólogo computacional Tomás Pérez Acle para proponer políticas públicas.
Junto a un equipo multidisciplinario de expertos, el doctor Pérez creó un software único en el mundo, una especie de mátrix en la que es posible simular escenarios que involucran miles de variables. La idea ha funcionado tan bien que ya hay versiones del programa funcionando en Estados Unidos, Japón y Nueva Zelandia.
“Es similar a jugar un videojuego como el Civilization o el Age of empire”, dice el científico del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la U. de Valparaíso. Pifkaf, de las siglas “Implementación paralela de capa espacial”, es el complicado modelo computacional creado hace ocho años por él. Puede, por ejemplo, simular cualquier país, incluidas sus ciudades, instituciones y costumbres, además de generar 11 millones de personas, cada una con su inteligencia artificial respectiva.
“A través de supercomputadoras tratamos de explicar cosas que ocurren en la vida real: cómo se dispersa una enfermedad infecciosa, cómo las poblaciones reaccionan frente a esto, cómo es el funcionamiento interno de las células para producir drogas y combatir enfermedades. Tiene aplicaciones en muchas escalas”, dice.
Su trabajo, aclara, no adelanta el futuro, sino que entrega respuestas probabilísticas sobre escenarios que se simulan 100 mil veces antes de entregar conclusiones. Pero, ¿cómo recrea algo que jamás ha ocurrido? Con millones de datos y un computador.
El paciente “10”
Pérez Acle hizo el siguiente ejercicio: al aeropuerto Arturo Merino Benítez llega una persona con ébola y comienza a recorrer Santiago.
El resultado: nada. Luego simula lo mismo con la llegada de dos enfermos, luego tres, y así. Sin embargo, Chile necesitó la llegada de 10 contagiados en simultáneo para que se desatara el caos. En un plazo de 120 días, el 25% de los chilenos quedó expuesto a la enfermedad y las cosas se multiplicaron hasta desatar las alarmas sanitarias en las principales urbes. La primera en caer, obviamente, fue Santiago. La siguieron Valparaíso y luego Rancagua. Eso pasó, al menos, en el 80% de las simulaciones.
“Eso demuestra que el temido paciente cero es solo una invención de Hollywood. En este modelo necesitas de varios contagiados a la vez para que la enfermedad se propague”, dice.
Oleada zombie
En 2010, el biólogo computacional, junto a su equipo compuesto por sociólogos, biólogos, físicos, matemáticos e ingenieros, dieron vida a un futuro en que un virus, que se transmite por mordida humana, azotaba nuestro país. “Como es una enfermedad que no existe, teníamos que generar un escenario que tuviera algún sentido”, recuerda. Entonces, al ser transmitido, su incubación debía ser como el resfrío común.
En este escenario, bastaron cuatro semanas para que el 95% de los chilenos terminara convertido en zombie. A esas alturas, ya no había gobierno ni estructura social, si no que grupos pequeños de personas que se traicionaban entre sí para salvarse.
“Una de las grandes conclusiones fue que para evitar la propagación de una enfermedad tipo Walking Dead tenías que tener grupos de personas dedicadas a exterminar zombies. Podías vacunar y aislar, pero al final los zombies iban a ganar”, explica. Aún así, el escenario es desalentador: cada exterminador podía salvar, en promedio, solo a una persona. Es decir: si se ponían los 60 mil carabineros con los que cuenta Chile, a lo más se podrían salvar 120 mil chilenos”, afirma.