Futuros investigadores latinoamericanos se dieron cita en la Provincia de Valparaíso
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Científico Venezolano Alejandro Sánchez-Alvarado, quien analiza los procesos de recuperación de los tejidos a través de células madres en el modelo, planaria, fue uno de los investigadores que mostró su trabajo en clases teóricas y sesiones prácticas.
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El curso, organizado por el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso y la Universidad Andrés Bello, fue apoyado por la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO, por sus siglas en inglés).
Científicos de referencia internacional y jóvenes investigadores latinoamericanos concluyeron este fin de semana el curso de Biología del Desarrollo realizado en la localidad de Quintay, Provincia de Valparaíso, organizado por la Universidad Andrés Bello y el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso (CINV), y que fue apoyado por la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO, por sus siglas en inglés) entidad que reúne a 1.700 investigadores líderes del Viejo Continente. Esta es la décima versión del curso, y la tercera vez que se realiza en el Centro de Investigación Marina Quintay (CIMARQ).
La cita –que además tuvo un simposio abierto a estudiantes de biología de todo Chile– se extendió por doce días durante el mes de enero y permitió al grupo de estudiantes matriculados (provenientes de países como Argentina, Chile, México, Brasil y Perú, además de Canadá) recibir clases teóricas de algunos científicos de referencia y compartir labores experimentales en el Centro de Investigación Marina de Quintay, ubicado a un costado de la ex ballenera.
Uno de los científicos presentes durante el curso fue el estadounidense de origen venezolano Alejandro Sánchez-Alvarado, quien mostró en Quintay los avances de sus investigaciones respecto a la regeneración de tejidos en organismos vivos a través de células madres. El académico del Instituto Stowers para Investigaciones Médicas indaga cómo los procesos de regeneración de tejidos se distribuyen en forma aleatoria en animales, en busca de detectar patrones que, en el futuro, puedan contribuir a problemáticas de salud humanas, tales como la recuperación de neuronas o tejido epitelial de la piel.
“Estas investigaciones apuntan a la comprensión de la plasticidad de tejidos en proceso de regeneración, para lo cual trabajamos con planarias, poblados con una gran cantidad de células madres, a fin de entender su cinética poblacional. Hemos compartido con los estudiantes el proceso a través del cual podemos prospectivamente aislar las células y caracterizarlas. En la ciencia no entendemos aún por qué ciertos organismos son capaces de restaurar partes de su cuerpo que han sido perdidas y otras especies, como los humanos, no podemos. Entender el poder de esa regeneración a nivel molecular nos permitirá indagar las posibilidades de restaurar tejidos o extremidades en seres humanos en el futuro”.
A través de herramientas de la biología molecular, del desarrollo y de células madres, sumado a tecnología de genética y genómica, la labor experimental de estas investigaciones compartidas durante el curso apunta a estudiar el rol que los genes juegan en la regeneración. Para ello, las investigaciones utilizan tecnología avanzada, tales como máquinas de secuenciación y microscopía electrónica, visualizando procesos internos de los organismos.
Según Sánchez-Alvarado, “la tecnología nos permite hacer, hoy, algo que era imposible hace diez años: hacer visible lo invisible. El reto que enfrentamos en la biología del desarrollo es grande, porque son procesos realmente muy complejos, que nos ayudarán en el futuro a regenerar tipos específicos de células. Son investigaciones que hoy tienen un límite, pero que el desarrollo del conocimiento puede llevarnos a explorar posibilidades que hoy vemos imposibles, como regenerar extremidades u otras partes del cuerpo perdidas”.
EMBO en Chile
El curso de Biología del Desarrollo en Quintay se realizó en el marco de un acuerdo de cooperación entre la Organización Europea de Biología Molecular y Conicyt, que entró en vigencia el 1 de enero de este año. El acuerdo ayudará fortalecer el intercambio y la colaboración científica entre Chile y el Viejo Continente.
“A partir de estos vínculos se abren oportunidades en distintos niveles para científicos e investigadores jóvenes chilenos, que van desde hacer cursos y simposios a que ellos se integren para trabajar en la red de EMBO”, dijo Maria Leptin, directora de una de las principales entidades científicas europeas en el campo de la biología.
Christian González, director del Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo (GERO) y académico de la Universidad de Chile, remarcó que la alianza pone a Chile dentro de un grupo de países con buen nivel en desarrollo de ciencia. “Que Chile sea considerado como un país que pueda unirse a este grupo es una señal y un cambio de paradigma. EMBO, más que ayudar a países emergentes, también busca a aquellos donde la ciencia ya tiene cierto nivel de desarrollo, ayudándolos a dar un un salto cualitativo”.
Descentralizando la ciencia
El curso práctico se realiza desde 1999 en nuestro país, teniendo como uno de sus principales hitos la creación – por estudiantes que han formado parte de estos encuentros– de la Sociedad Latinoamericana de Biología del Desarrollo en 2003. La biología del desarrollo es un campo de la biología que analiza los procesos mediante los cuales los organismos crecen y se desarrollan. La disciplina estudia, básicamente, los controles genéticos del crecimiento celular, la diferenciación celular y la morfogénesis, el proceso que origina los tejidos, órganos y la anatomía.
En el encuentro participaron estudiantes, la mayoría de ellos que se encuentran realizando su trabajo doctoral, provenientes de Chile, Argentina, Brasil, Perú y Canadá. Este año, la organización del recibió más de cien solicitudes para acceder al programa, cuyo fin es proporcionar conocimiento a jóvenes investigadores, fomentar la interacción entre alumnos y líderes mundiales en biología del desarrollo y propiciar la colaboración internacional.
“Este curso de biología del desarrollo se ha establecido como un encuentro para científicos de alta trayectoria que muestran a jóvenes investigadores cómo se pueden llevar a cabo los experimentos en sistemas modelo de la biología del desarrollo. El entorno en que lo hemos realizado, en la Región de Valparaíso, motiva la investigación y facilita el establecimiento de contactos entre los participantes, que serán muy útiles para el futuro”, destacó John Ewer, investigador del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso y co-organizador del curso.
El estudiante mexicano Adrián Romero, quien cursa un doctorado en Ciencias Biológicas en la Universidad de Concepción, dijo que “en el programa hemos podido aprender conocimiento teórico y práctico. En esta disciplina la experimentación es lo más importante y la mayor parte del trabajo que hemos realizado ha sido en el laboratorio”. Para Christian González, del GERO, el encuentro contribuye a descentralizar la ciencia y a que la investigación de excelencia llegue a regiones: “un meeting como este podría haberse realizado en cualquier lugar del mundo, lo que sin dudas es importante para el país y para la Región de Valparaíso”.
La realización del curso se enmarca en el desafío del CINV de avanzar en su objetivo de posicionar a Valparaíso como una ciudad de referencia para la ciencia a nivel latinoamericano, sumándose a hitos como el acuerdo de cooperación con el Instituto Max Planck de Alemania; la reciente visita del Premio Nobel de Medicina, Michael Rosbash, a la Ciudad Puerto; y el proyecto para la construcción del Edificio de la Ciencia Juan Ignacio Molina en el Barrio La Matriz.
(Por Luis Francisco Sandoval, Agencia Inés Llambías Comunicaciones).