Por Nicolás Palanca
Publicado en El Faro de Vigo (España) el 15 de diciembre de 2019
La esquizofrenia y el autismo son trastornos que presentan una interesante paradoja. Son heredables, es decir, tienen un componente genético, y tienden a afectar negativamente a la calidad de vida. En términos biológicos, y en poblaciones ancestrales, se esperaría que los individuos que portasen el gen se reprodujesen menos que la media, disminuyendo la frecuencia de estas condiciones. Sin embargo, esto no ocurre, y ambas condiciones mantienen una frecuencia muy estable en la población humana. ¿A qué se puede deber esto?
La solución a esta paradoja parece radicar en un patrón recurrente presente en algunos genes llamado Olduvai. Las proteínas son moléculas que pueden tomar muchas formas, y la forma de cada proteína define su función. Así que las variantes de proteínas que comparten función tienen formas o “dominios” parecidos. Los genes son los encargados de guardar la información para crear proteínas, por lo que la presencia de un dominio en una proteína se traduce en un patrón reconocible en el gen que la codifica, así que es posible examinar el ADN y localizar genes que contienen estos dominios.
Cuando examinamos genomas humanos y animales buscando el dominio Olduvai, encontramos algunas cosas bastante sospechosas. Los seres humanos tenemos un número muy alto de copias de Olduvai en nuestro genoma, aproximadamente 300, los chimpancés tienen alrededor de 130, los monos sobre 50, y el resto de los mamíferos unas 9. En general, si tenemos muchas copias de un gen, ese gen va a traducirse más frecuentemente y las proteínas que codifica van a ser más abundantes dentro de una célula. Así que cualquier proceso en el que esté implicado Olduvai va a estar potenciado en el ser humano.
Lo interesante es que parece ser que Olduvai está implicado en el desarrollo embrionario del cerebro. El aumento de copias de Olduvai en los primates va de la mano con el aumento del tamaño del cerebro y su cantidad de neuronas, y ambos alcanzan un máximo en el ser humano. Además, los genes que contienen estas repeticiones del patrón Olduvai están implicados en la creación de neuronas durante el desarrollo embrionario humano. Así que el aumento del número de copias de este dominio parece ser uno de los factores que influenciaron el aumento del tamaño del cerebro en humanos.
¿Qué tiene que ver esto con el autismo y la esquizofrenia? Se ha observado que las personas con esquizofrenia y autismo poseen respectivamente menos y más copias de Olduvai que las personas neurotípicas. Además, la severidad de los síntomas es mayor cuanto uno más se desvía del número típico. Otra pista es que el número de copias de Olduvai influye en el volumen de materia gris, que por lo general es menor en el caso de personas con esquizofrenia, y ligeramente mayor en personas con autismo.
Por tanto, el gran aumento del número de copias de Olduvai contribuyó a la aparición del cerebro humano, pero la misma inestabilidad genética que permitió este avance evolutivo genera variabilidad en el número de copias, y esta variabilidad es responsable de síntomas de esquizofrenia cuando hay pocas copias, y de autismo cuando hay demasiadas. Esto coincide con una hipótesis de psiquiatría que postula que la esquizofrenia y el autismo son condiciones relacionadas. Aunque estos estudios todavía no son definitivos, los resultados son prometedores y explicarían nuestro misterio. La razón por la cual estos trastornos siguen presentes en humanos es que son una consecuencia del mecanismo responsable de buena parte de lo que nos hace humanos en primer lugar.
Publicado en El Faro de Vigo (España)