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Erwin Neher, Premio Nobel de Medicina: “Sin ciencia básica no hubiera habido vacuna”

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El alemán Neher realizó la declaración en el marco de una tendencia en el mundo actual a soslayar este tipo de investigación por ser de largo plazo y poca rentabilidad inmediata. “Necesitamos investigación básica para entender mejor lo que ocurre. Cuando tengamos nuevas ideas, las aplicaciones y los tratamientos llegarán, pero muy a menudo 20 o 30 años más tarde”. El científico fue parte del Festival Puerto de Ideas Antofagasta.

Publicado en El Mostrador
El 15 de abril de 2021

El científico alemán Erwin Neher, Premio Nobel de Medicina, señaló que sin la ciencia básica “no hubiera habido vacuna”. “La biología –también la nuestra– es dinámica y siempre conlleva sorpresas”, dijo.

Neher realizó la declaración al diario El Mostrador en el marco de una tendencia en el mundo actual a soslayar este tipo de investigación, de fondos públicos y privados, por ser de largo plazo y poca rentabilidad inmediata.

La ciencia básica “crea ‘nuevo conocimiento’, y las posibilidades de derivar posibilidades para solucionar los problemas de ellas son mayores que aquellas provenientes del ‘viejo conocimiento’, que usualmente ha sido examinado ya por todos lados en la búsqueda de aplicaciones”, advirtió el especialista.

La conexión con Chile

Neher será parte del Festival Puerto de Ideas Antofagasta, que comenzó este lunes para escolares y cuya edición para el público general se realizará este fin de semana.

Específicamente, participará en la charla “De la curiosidad al conocimiento científico – El camino de un Premio Nobel”, junto al periodista Francisco Aravena, el próximo 17 de abril a las 11:30 horas, en la modalidad online.

Su vínculo con Chile es de vieja data. En 2012 recibió el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Valparaíso. También es miembro del comité asesor del Centro Interdisciplinario de Neurociencia (CINV) de esa casa de estudios.

Neher además lideró en el puerto un encuentro científico en 2010, de vinculación entre el CINV y el Instituto Max Planck de Alemania.

“Este tipo de encuentros es muy importante para intercambiar experiencias y compartir los estudios con el resto de los científicos sobre los efectos primarios y secundarios de los medicamentos en las moléculas, estudios que nosotros desarrollamos hace 25 años para saber el funcionamiento y sus efectos secundarios en la función cardiaca”, explicó en la ocasión.

Lucha constante

Sobre la importancia de financiar la ciencia básica, Neher ha dicho que “es una lucha constante”.

“Como investigadores sabemos que para tratar ciertas enfermedades neurológicas sabemos demasiado poco. Necesitamos investigación básica para entender mejor lo que ocurre. Cuando tengamos nuevas ideas, las aplicaciones y los tratamientos llegarán, pero muy a menudo 20 o 30 años más tarde. Nuestro caso es un ejemplo. Cuando hicimos nuestros descubrimientos más importantes, a finales de la década de 1970, pasaron entre 10 y 20 años hasta que llegaron las aplicaciones y el conocimiento avanzó lo suficiente como para ser útil para los médicos”, señaló al diario El País en 2018.

En esa ocasión puso como ejemplo la enfermedad de Alzheimer.

“Estoy bastante seguro de que al final tendremos una cura o, al menos, una protección: una medicación o cambios de estilo de vida que prevengan esto. Pero, como ocurre siempre, no sabemos qué vamos a descubrir ni cuándo. La investigación del alzhéimer está bastante bien financiada, porque los políticos están muy interesados en tener una cura. Lo que creo que habría que financiar más es la investigación básica sobre los mecanismos con los que funciona el cerebro. Para poder reparar algo necesitas saber cómo funciona”, expresó.

  • Mira a continuación la entrevista completa en Puerto de Ideas Antofagasta

Trayectoria

El investigador estudió física en la Universidad Técnica de Múnich, medicina en la Universidad de Göttingen (Alemania) y se especializó en fisiología en la Universidad de Wisconsin-Madison (Estados Unidos). Se ha dedicado a investigar los principios biofísicos y moleculares del flujo de información entre neuronas.

En los años 70, junto a Bert Sakmann, ambos apasionados por la ciencia básica, aquella que no busca fines inmediatos sino que incrementar el conocimiento, decidieron estudiar los mensajes eléctricos en las células. Así lograron desarrollar las técnicas llamadas patch-clamp, que permiten medir las corrientes eléctricas que atraviesan las membranas celulares.

Años después, esta técnica permitió desarrollar fármacos clave en tratamientos de enfermedades como el Parkinson, Alzheimer y la fibrosis quística, y se calcula que el 13% de todos los medicamentos comercializados se han creado gracias a este descubrimiento. Debido a ello, Neher recibió el Premio Nobel de Medicina en 1991.

La investigación en los últimos 40 años ha demostrado que los canales iónicos no solo están presentes en las células excitables eléctricamente, como los nervios y los músculos, sino también en prácticamente todos los tipos de células de nuestro cuerpo, que intervienen en una variedad de funciones fisiológicas, señaló la agencia EFE.

A lo largo de los años se ha visto que son objetivos principales de medicamentos y que la disfunción de los canales de iones subyace en una variedad cada vez más amplia de enfermedades.

El rol de la curiosidad

El año 1991, en su discurso de recepción del galardón, Neher destacó la suerte como uno de los factores principales: la suerte de haberse formado con buenos profesores, la suerte de investigar el problema correcto y, por sobre todo, la suerte de que sus descubrimientos fueran tomados por otros científicos que hicieron con ellos brillantes experimentos. Sin embargo, hay otro factor determinante en la carrera de Neher: la curiosidad.

Para él, la curiosidad es el principal ingrediente de las investigaciones científicas. Fue gracias a ella que, junto a su compañero de laboratorio Bert Sakmann, decidió volver a estudiar la electricidad que circula por el ser humano. Así llegó al increíble descubrimiento de la función de los canales iónicos individuales en las células, que ha servido de base para el método en que actúan muchos de los medicamentos que consumimos actualmente.

“La curiosidad es la principal característica de un investigador”, señaló Neher, aunque admitió que “aparentemente también hay algunos impulsados por el lucro”.

Consultado sobre qué consejo daría a los jóvenes científicos, Neher recomendó “averiguar qué problema o cuestión te puede ‘capturar’. Luego intenta hallar una solución en un doctorado o una estancia de posdoctorado en el mejor laboratorio del mundo”.

Lee este reportaje en El Mostrador

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